miércoles, 20 de abril de 2011

Kuroshitsuji- Perfecto


—Otro intento fallido para conquistar a Sebastian, ¿No?

— ¡Mouu!~ ¡Sólo cállate!

La cara del pelirrojo denotó cierto dolor ante aquella frase que, si bien decía la cruda verdad, no había sido dicha con mala intención. Undertaker soltó otra risita divertida y burlona al joven shinigami, quien tenía rastros de polvo en su ropa. Después de la arrastrada que Sebastian le había dado al haberlo acosado, tenía más que suerte al poder conservar intacta la cara.

— ¿Cuándo vas a aprender? Déjalo ya.

El shinigami retirado no había puesto protesta ni había replicado cada que Grell iba a su tienda para desquitar su ira y frustración al ser rechazado. Era divertido escucharlo quejarse, pero más divertida era su compañía.

— ¡Cómo te atreves a decir eso! ¡Sebas-chan es mi amor!

— ¿Aunque te muela la cara a golpes?

—Estoy considerando seriamente el cambiar mi personalidad… —suelta un suspiro mientras da la espalda al enterrador con un gracioso y afeminado movimiento—. Sebastian y William parecen odiarla… ¡Tendré que ser un nuevo mayordomo DEATH! —se gira como diva y termina la frase con su característica pose y el símbolo rockero de su mano derecha. Undertaker vuelve a soltar una risa, esta vez más animada.

—Eres tan divertido… —su larga uña del dedo índice toca su barbilla—. No comprendo cómo Sebastian te rechaza…

Aquello ruborizó al shinigami amante del rojo, pero no iba a permitir que el otro lo manipulara con tan dulces palabras.

—Mentiroso —respondió intentando bajarse de las nubes.

—Tú eres perfecto como eres.

Grell lo observó fijamente, ahora con ojos ligeramente distintos. La sonrisa del otro hombre seguía en su cara, mostrando sinceridad en lo dicho.

Quizás, muy pronto, Sebastian podría ser reemplazado por alguien más valioso.

Un drabble de esta parejita que recientemente me ha llamado la atención :3 Quizás no me quedó como quería, pero ustedes dirán xDDD

Espero les haya gustado, y cualquier opinión o crítica, en un review :3

Su mayordomo: Pasado, presente y futuro- Capítulo II


Supongo que es mejor empezar poniendo descargos de responsabilidad, ¿Uh? Bueno, Kuroshitsuji tristemente no me pertenece. Si así fuera, Sebastian y Grell estarían juntos :3

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"Todo era perfecto… Hasta ese fatídico día cuando perdía todo el control de mí mismo".

—Todo es perfecto —Ronroneó Ether en la oreja de Serath. Éste tembló y golpeó a su amante en el brazo. Habían estado juntos durante poco más de un mes. Serath estaba en el cielo. Nunca hubiera sabido que podía ser amado tanto por alguien. El de cabello de cuervo lamió el cuello de Ether y rió al ver como la cabeza pelirroja se estremeció en respuesta.

—Cada vez que me hagas una broma, te haré una de vuelta —Dijo en una voz cantarina. Ether hizo un puchero y Serath lo besó dulcemente.

—Eres un imbécil —Murmuró Ether, con el mismo mohín en su cara. El puchero cambió a una sonrisa de satisfacción al tiempo que cubrió a su amor en la cama. Mordisqueó el cuello del otro y rió al ver cómo Serath se quejó de placer. La sonrisa de Ether se amplió—. Bueno, entonces~ ¿por qué no detengo las quejas y lo cambio a gemidos? —Eso hizo que el de pelo de cuervo gimiera aún más. Ether lo besó y se movió bajo su cuello, desabrochando su camisa y besando la pálida piel revelada. Continuó su recorrido hacia abajo, hasta que escuchó un fuerte golpe en la puerta de enfrente —. Regresaré— Brincó y corrió hacia la puerta, molesto de que alguien interrumpiera sus bromas de la persona que amaba tanto. Abrió la puerta y ahogó un grito. Un hombre, alto, musculoso, y realmente aterrador a la vista, agarró sus muñecas.

—Has cometido un pecado. Su Majestad no está contenta —Jaló a Ether fuera de la casa. Otra persona corrió adentro, y poco después Ether escuchó un grito de ira. Momentos después, Serath fue arrastrado fuera por el hombre. Los dos pusieron mordazas alrededor de las dos bocas masculinas, sin permitirles hablar. También los cegaron. Serath y Ether estaban aterrorizados.

"El infierno estaba llegando…"

"Ya había comenzado…"

—Por orden de Su Majestad. Tú, Ether Cornello, serás quemado por el pecado de homosexualidad —Declaró un hombre chaparro y regordete, al tiempo que dos hombres custodiaban al mencionado hasta una cruz de madera—. Puede que si te arrepientes de tus pecados, puedas vivir. ¿Te arrepientes?

— ¡Jódete! —Gruñó Ether— ¡No me arrepiento de lo que soy! ¡Yo amo a quien quiero! —El pelirrojo lanzó una mirada de odio a todos, mas su mirada se suavizó cuando la posó en Serath. El chico estaba atado a un poste de madera, forzado a estar delante de Ether.

— ¡Sólo hazlo! —Gritó Serath— ¡No es tan malo como perder tu vida, Ether! —Sintió lágrimas caer de sus ojos y bajar por sus mejillas, empapando la tierra bajo sus pies. Ether sonrió suavemente y sacudió su cabeza.

—Te amo, Serath. No puedo dejar de amarte —Giró su cabeza hacia el hombre gordo—. ¡Quémame; me aseguraré de desaparecer a tu "Dios" cuando lo vea, y los veré a todos en el infierno! —Todos los que llegaron a atestiguar el evento, más de un centenar, contuvieron un grito.

— ¡Ether! —Serath dejó que las lágrimas cayeran libremente— ¡Te a…! —Sus palabras fueron cortadas por algunas personas atando su boca. Quería desesperadamente decirle a Ether cuánto le importaba.

— ¡Háganlo ahora! —Dijo el varón rechoncho. Los dos hombres, sujetando a Ether, lo elevaron para encajarlo a la cruz; otro hombre clavó sus manos y pies, fijándolo. Los ojos de Serath se ensancharon, mientras Ether gritó en agonía. Las lágrimas cayeron más rápido.

—Que Dios te castigue apropiadamente cuando te vea —Todos juntaron sus manos cuando el fuego comenzó en los pies de Ether. El pelirrojo dejó caer lágrimas por su cara. Miró a Serath.

—Nunca olvides que te amo, Serath. Por favor sobrevive a esto… Por mí —Ether fue entonces tragado en las llamas.

— ¡NO! —Gritó Serath alrededor del paño. Una mujer se lo removió y lo abofeteó.

— ¡No llores por ese pecador! —Gruñó. Serath gritó aún más.

— ¡Alguien haga algo! ¡Alguien ayúdenlo! ¡Alguien! ¡POR FAVOR! ¡Oh Ehter, no! ¡Por favor no! ¡Te amo! —Comenzaba a ahogarse en lágrimas mientras la persona que amaba tanto continuaba ardiendo.

—Tu deseo es mi orden mientras me des tu alma… Te daré lo que tú quieras —Dijo una voz.

— ¡Por favor! ¡Dame el máximo poder para que pueda conseguir venganza…! —Respondió con un grito a la voz.

—Entonces eso será… —El cielo se ennegreció. Las personas gritaron y la única cosa visible era el fuego. Una figura emergió desde la oscuridad y pasó a través de la luz de las flamas, enfrente de Serath. Era una mujer humana, o eso parecía. Tenía un largo cabello rubio y ojos carmesí. Usaba todo de cuero. Unió sus labios con los de Serath, y éste sintió su cuerpo retorcerse de dolor.

El sufrimiento se detuvo y abrió sus ojos. Todo se sentía diferente. Miró abajo, hacia sus manos. Sus uñas eran negro puro. Parpadeó y miró alrededor. El tiempo parecía haberse congelado. La mujer rubia sonrió con satisfacción.

—Ahora eres un demonio. Disfruta tu poder. Pero… Todo viene con un precio. Debes alimentarte de almas, o morirás. Haz contratos con humanos —Le guiñó un ojo y desapareció. En el momento en que se desvaneció, el caos de antes continuó.

Serath miró hacia la flama. Iba desvaneciéndose lentamente. Los humanos se giraron hacia él; sus caras llenas de terror.

— ¡D-Demonio!

— ¡Corran!

—No tan rápido —Los nuevos ojos rosados y felinos de Serath inmovilizaron a todos. Serath sintió el poder burbujear dentro de él. Cerró sus ojos y extendió sus manos. Cuando los abrió, todos cayeron, tosiendo y vomitando. Sonrió con gusto; lanzó una mirada feroz cuando se giró hacia las cenizas de su amor. Caminó hacia ellas y tomó un puñado.

—Te lo juro, Ether. Conseguiré venganza de toda la humanidad. No dejaré que tu vida haya sido sacrificada en vano… Y sobre todo… Te amo.

"Serath se ha ido. Un demonio es quien soy ahora."

Apreciaría enormemente los comentarios, aunque supongo que no son necesarios. ¡Pero ellos me harían a mí y a Sebastian muy feliz! Cada comentario es un paso más cerca para que Sebastian y Grell estén juntos~

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Notas de la traductora: ¡Segundo capítulo!~ *O* La verdad es que a mí me ha encantado este capítulo (tan triste D:) este fanfic es muy diferente de las otras historias que he leído. He modificado ciertas frases y palabras para hacer que se leyeran mejor (?). Espero les haya gustado, y así como dice la chava, apreciaría muchos sus comentarios :3 ¡Se cuidan!~ ;D

Kuroshitsuji- Su mayordomo: Pasado, presente y futuro


"Uno no siempre nace como un demonio. Vamos a través de una vida humana antes de convertirse en la criatura devoradora de almas que soy ahora."

El chico de cabello negro apoyó su espalda contra la pared de la prisión de celda. Simplemente había robado una pieza de pan para sobrevivir. Tan simple como eso. Las leyes eran demasiado estrictas en este año, aunque fuera un niño sin hogar como él mismo, que querían sobrevivir honestamente. Un ladrón era el único modo para vivir.

Observó alrededor de la celda en la que estaba. Era fría, de piedra dura en el sótano del castillo Royal. Las piedras eran de un color gris que no daba calor. Sin hogar. Sólo cruel dolor y soledad. Los pisos eran de piedra con Dios sabrá que estaría corriendo en los alrededores. Supuso que ratas y cucarachas, pero temía que tendría suerte si ese fuera el caso.

La peor parte de la celda era el goteo. Había varios charcos esparcidos alrededor de la pequeña área. Tembló por el frío. Este no era un lugar para el chico. Observó como una puerta empezaba a abrirse desde el pasillo que estaba delante de la escalera, que supuso, daba enfrente de la parte principal del castillo.

—Cuál es tu nombre —preguntó un hombre corpulento, señalando con un dedo achaparrado al chico. Los ojos de éste se entrecerraron ya que el joven no respondió, sólo miró hacia abajo y se quedó en silencio—. ¿Bien? Estoy esperando tu respuesta. Si no respondes pronto, el castigo será más severo.

—… —El chico murmuró algo incoherente y el hombre abrió de golpe la puerta de la celda, pateándolo.

— ¡Habla más fuerte, chico!

—No tengo nombre señor —respondió más alto. El varón lo miró con desdén y lo pateó de nuevo.

— ¿No tienes nombre? ¿No tienes nombre? Patético. No vale la pena que te permita vivir. Salvaré al rey de sus preocupaciones y dispondré de ti para mí mismo… —fue cortado al ser pateado en la rodilla por un pequeño chico pelirrojo.

— ¡Corre, corre! —Dijo el chico, tomando la muñeca del de cabello azabache y jalándolo hacia la salida del pasillo. El joven lo siguió. De cualquier manera no tenía opción, ¿no? Era actuar o morir en esta situación. El otro chico cambió su agarre a su mano al tiempo que corrieron, ocultándose por los pasillos para no ser cogidos. Los dos se detuvieron en un armario para esconderse.

— ¿Por qué me salvas? —preguntó el de cabello negro. El otro estaba haciendo guardia, con una sonrisa que mostraba todos sus dientes en respuesta.

—Porque quiero —dijo el otro—. No mereces ser arrastrado por una pieza de pan ¡así que mi hermana y yo vinimos por ti! A propósito, soy Ether. ¿Cuál es tu nombre?

—Yo… Yo no tengo nombre.

— ¿Entonces puedo darte un nombre? —Ether inclinó su cabeza, su corto cabello rojo cayendo a un lado. Se veía gracioso, así que el otro chico rió mientras cabeceaba. Ether sonrió abiertamente de nuevo.

— ¿Cómo suena Serath? —Preguntó. El chico asintió con la cabeza y sonrió.

Todo era silencio fuera del closet, por lo que Ether agarró la mano de Serath y lo empujó hacia el pasillo de la entrada principal, donde una joven pelirroja se les unió al tiempo que corrieron al frente del césped cubierto de nieve, y hacia la libertad.

Los tres se detuvieron en una granja, en las afueras de la pequeña villa de la ciudad. Ether cayó de espaldas en la nieve, riendo.

—Eso… Fue… ¡ASOMBROSO! —exclamó, ahogándose por no respirar. Serath y la chica rieron con ganas.

—Yo soy Melody, la hermana de Ether —dijo la joven, girándose hacia Serath y sonriendo—. Eres bienvenido a vivir con nosotros.

—Soy Serath. —Respondió Serath, regresándole la sonrisa. Era su primera vez sonriendo verdaderamente desde la vez que había llegado a un orfanato. Gritó cuando una bola color rojo lo tiró a la nieve y comenzó a golpearlo en todos lados.

— ¡Ha! ¡Toma eso! —Rugió Ether, carcajeándose y sonriendo satisfecho. Serath no podía dejar de reír afeminadamente. Ether rió—. ¡Suenas tan gay!

— ¡Tú eres el gay! —Dijo Serath entre carcajadas. Ether se sentó y sonrió.

—Sí. Soy gay. ¿Tienes algún problema con eso? Entonces vete.

"Nunca hubiera sabido que los seres humanos podían ser tan amables. Estaba en lo correcto, aunque equivocado. Ether cambió mi vida y mis puntos de vista muchas maneras."

Notas de la traductora: ¡Waaa, el primer fic que traduzco! *O* (espero haberlo hecho bien, o me daré de topes en la cabeza ¬¬)

Supongo que me han extrañado mucho, ¿verdad? (okno xDDDD) Necesitaba volver a con algo nuevo, y como no recuerdo muy bien por donde van mis otros fics… xDDD No, ya. Prometo que seguiré con mis fics y los terminaré todos, no desesperen ^^

Por otra parte, tenía ganas de leer fics de Sebastian y Grell… ¡Amo a esta parejita! (A Sebastian lo amo porque es cashondon y a Grell por ser un amor x3) Pero da el caso de que sólo hay cuatro miserables (okno) fics en español, ¡Y no es justo! TT-TT Realmente este me encantó, así que aquí está ;D la parte dos la traduciré pronto, así como otros one-shots que me han fascinado *¬*

Espero les haya gustado, la autora de esta historia es "Kuroshitsuji Sebastian" (para ver el fic original sólo clickeen a su perfil, es su primera historia :3)

¡Se me cuidan mucho, byebye~!

Shiki- Deseo


Había perdido. Su sueño de salir del pueblo e ir a una buena universidad desaparecía con cada gota de sangre que le era succionada.

Pero aquellos colmillos enterrados en su piel como garfios no era lo que le dolía realmente, sino aquellas manos gélidas que lo sujetaban, antes tan cálidas y llenas de vida.

Su tiempo se acababa, aunque ahora parecía no importarle. Hoy era una historia diferente, un día diferente, y debía enfrentar su propio destino.

« ¿Podría ser capaz de vivir a costa de la vida de mejor amigo? »

Era lo que pensaba mientras amenazaba a Thoru con una estaca de madera, observando su terror.

El terror a la muerte. A una segunda muerte.

Y allí decidió.

Si había algo que podía hacer por Tohru por única vez, era regalarle su propia existencia.

Extendió uno de sus brazos, señalando el sitio donde era mejor morder, con total parsimonia. Observó la reacción indecisa y desesperada de su amigo, quien luchaba contra su instinto asesino, y no pudo evitar sentirse melancólicamente feliz.

El rubio bebió el líquido carmesí con ansias, con deseos, como cualquier otro animal hambriento. Pero aún así, ¡Maldición, era tan estúpidamente agradable sentirlo! Sentir cómo Tohru dependía de su cuerpo para vivir; de él.

La vida se le iba con cada respiración dificultosa, mientras sus párpados le pesaban cada vez más. Pero aún podía verlo; el rostro de Tohru cubierto de lágrimas.

«Tan gentil como siempre…»

—Tohru-chan… —susurró con la poca cordura que le quedaba ante la inminente muerte. El aludido dejó de beber su sangre, y elevó la vista para atender el llamado—. Quédate conmigo hasta que muera…

—Natsuno… por favor… —la voz ahogada y entrecortada—. Por favor perdóname… lo siento, lo siento…

— ¿Eso… es un sí?

Tohru se acercó hasta el cuerpo casi marchito de su amigo y susurró en su oído, aún con las lágrimas bañando sus mejillas.

—Estaré siempre contigo, siempre…

Y todo acabó allí, en un silencioso abrazo de muerte.

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Bueno, vi la serie y realmente amé a estos dos, pero cuando ví el final, dije "OMG yaoi! X3" pero igual, pues, yaoi triste ._. quizás luego haga otro fic de estos chicos pero no melancólico u.u

Espero les haya gustado / se me cuidan mucho, y cualquier cosita, un review :3 ¡byebye!

lunes, 6 de diciembre de 2010

Verführung süße- Epílogo

Capítulo III.- El mejor regalo

Dos años habían transcurrido desde que había dado el gran paso. Y no pudo estar más satisfecho. Desde ese momento, su vida se había vuelto completamente perfecta para él.

Recuerda que cuando hizo su declaración, y fue correspondido, su felicidad fue tanta que se negó por completo a querer separarse de su amado, por lo que éste tomó la decisión de regresar a Inglaterra junto con todos sus aprendices, dando fin a la estadía del gran L en Japón.

Ya no iban a estar separados nunca más. Ahora lo tenía cerca para poder mimarlo, acurrucarse en él, escucharlo, besarlo y rozarlo.

Aunque claro, al principio le costó horrores poder vencer la vergüenza que lo invadía cada que deseaba hacer aunque fuera un pequeño contacto con su ídolo. Pero pudo superarlo con facilidad, sobre todo por el hecho de que él parecía tener más osadía en ese ámbito que el propio detective.

Y por supuesto, no faltaron los inconvenientes ajenos que juzgaban su relación. Algo que había irritado de sobremanera a Mello era el hecho de que Matt y Near, en cuanto se hubieron enterado de la situación por su suspicacia, comenzaron a recriminar que ahora habría favoritismo, y que por ende, él sería el nuevo sucesor de L, aunque no fuera el mejor. El inglés tuvo que explicarles a los chicos que eso nunca ocurriría, aplacándolos un poco.

Otra cosa que, si bien no era tan molesta, si lo ofendió un poco, y era el hecho de que Watari se atrevió a acusar a L de pedófilo en cuanto se hubo enterado de su noviazgo con él. Tuvo que ponerle las cosas bien claras a su protector, para hacerle entender de la mejor forma posible que, aunque la diferencia de edades diera mucho de qué hablar, lo que él sentía por el detective era real y sincero.

Así pasó el tiempo en la Wammy´s House, retornando a los viejos días en que L conversaba y jugaba por ratos con los chicos, matando el tiempo.

Hoy era treinta y uno de diciembre, y Mello tenía preparado algo muy especial para él y su pareja. Pero antes tenía que dar una explicación a éste por su bajo desempeño escolar en los últimos meses.

—Mello, ¿Qué sucede? Matt ahora también te está superando…

L revisaba un par de casos en la oficina de su gran habitación, mientras el rubio miraba hacia el suelo algo avergonzado, descansando en la silla que estaba frente al escritorio de caoba del detective.

—Lo siento… es que no he podido concentrarme muy bien últimamente…

El inglés despega la vista de los papeles, escrutando fijamente a Mihael.

— ¿Por qué? ¿Has tenido insomnio?

—N-no… no es por eso…

— ¿Hay algo en lo que no puedas dejar de pensar? ¿Algo que te preocupe?

Mello se remueve sutilmente en su lugar desviando un poco la mirada, pero esta acción es suficiente para el azabache, quien se lleva el pulgar a la boca sin cambiar de expresión. Luego de unos segundos, deja su dedo en paz para dar un sorbo a la taza de té que estaba su lado, antes de murmurar:

— ¿Ves que tenía razón cuando te dije que el enamoramiento provocaba que los adolescentes bajaran su rendimiento en los estudios? —Guarda unas carpetas en el cajón de junto, ignorando la mirada algo angustiada de su aprendiz—. No quiero que esto arruine tu futuro, Mello. Considero que es mejor que nosotros…

— ¡No! ¡Prometo esforzarme más, en serio!

— ¿No qué, Mello?

Un silencio incómodo se forma, especialmente porque el menor no se atrevía a expresar lo que había atravesado por su mente. Finalmente, decide abrir la boca para corregir cualquier malentendido.

—Ah, lo siento… es que… pensé que ibas a… —sentía ruborizarse por la ridiculez—«. Pensé que ibas a terminar conmigo»—. Qué estupideces surcaban por su mente.

—Iba a proponerte que estudiáramos un poco los fines de semana para que te normalizaras —el hombre mete nuevamente su pulgar en la boca—; pero ahora que lo pienso, tendrías un poco más de ventaja que el resto, así que es mejor que estudies tú solo.

Mihael da un suspiro de alivio, agradeciendo infinitamente que L aún mantuviera sus expectativas en él. Se acerca al detective para rodearle el cuello con ambos brazos y darle un roce de labios dulce y emotivo, siendo correspondido. Sin embargo, detiene el beso cuando se volvía más intenso, obteniendo una mirada estupefacta por parte de L.

— ¿Ocurre algo? —inquiere el azabache, al ver que el menor se limitaba a observarlo en silencio con una expresión dubitativa.

—No; simplemente me acordé de algo… —se quita de encima de L, dirigiéndose a la puerta—. Te veré en la noche para celebrar. No lo olvides, tenemos nuestra propia fiesta privada.

El inglés continúa con su trabajo, soltando una sonrisita divertida.

«Mello es tan impredecible.»

El rubio comienza a buscar a su mejor amigo, quien seguramente estaría adornando la Wammy junto con los otros hiperactivos chicos.

«Estúpido, ¿Dónde estás cuando te necesito?»

Finalmente lo halla en compañía de Linda, Near y otros chicos, que hacían (obligatoriamente) unas figuras con papel maché y diamantina.

— ¡Matt; diablos, no te pierdas así!... —observa al pelirrojo, que parecía de los más entretenido con su labor—. Necesito que me ayudes con algo…

—Sabes que siempre te ayudo; pero por el momento estoy ocupado…

El rubio lo toma del brazo, literalmente arrastrándole lejos de allí, mientras decía a los demás de forma cortante «pronto se los regreso». Una vez en la habitación del alemán, Matt se apoya en la cama de un brinco, con piernas y brazos cruzados, mostrando una expresión divertida y burlona.

— ¿Por qué siento que todo esto tiene que ver con L? —ante su frase, el otro se sonroja un poco, mirándolo con el ceño fruncido.

— ¡Eso que te importa! ¡Sólo necesito que me ayudes con esto! Es por año nuevo… —baja un poco la mirada, haciendo leves círculos con el pie izquierdo sobre el suelo—. Quiero hacerle... una sorpresa.

El pelirrojo lo mira algo incrédulo, pero rápidamente haya el lado morboso, colocando ambos brazos tras su espalda al tiempo que sonríe tenebrosamente.

—Mello… no sabía que fueras así…

— ¿D-de qué estás hablando?

—Olvídalo —hace un gesto de negación con la mano izquierda—; no te ayudaré a violar a L…

— ¡¿Qué?! —su cara enrojece violentamente, descontrolando su cuerpo y abalanzándose sobre su amigo. Ante esto el pelirrojo estalla en carcajadas, poniendo ambos manos como defensa para evitar que el rubio lo estrangulara— ¡¿Es que no tienes vergüenza?! ¡Diciendo cosas como esa en voz alta!

— ¡Pero no lo niegas! —Continúa entre risas, más que divertido por ver la expresión encolerizada y avergonzada del rubio—. Es eso, ¿Cierto?

— ¡Q-que no!

—Eres un… gran pervertido, Mello… —las fuerzas lo abandonan, obligado a arquearse por el dolor provocado en su abdomen ante tal graciosa situación.

— ¡Cállate! ¡¿Me ayudarás en lo que tengo que pedirte o no?!

— ¿Qué quieres que haga? —no puede evitar reír de nuevo, imaginando el favor.

—T-tan sólo necesito que mantengas a L fuera de su habitación desde las nueve hasta las once de la noche; es todo el tiempo que necesito. La fiesta de la Wammy comenzará a las siete y terminará a las once, pero es probable que quiera ir por momentos a su cuarto para relajarse o algo por el estilo. No tienes que perderlo de vista.

— ¡¿Once de la noche?! —Repite el otro, con los ojos abiertos de par en par—. ¿Qué se supone que harás; meter un remolque?

— ¡¿Vas a ayudarme o no?!

—Lo haré, pero realmente no creo poder mantenerlo ocupado por tanto tiempo… Sabes que L es muy suspicaz con situaciones como esta. Y, si es necesario, sólo le diré que espere porque tú le estás preparando una…

— ¡Matt, idiota! —Sentía ganas de tomar cualquier objeto que estuviera a su alcance y estamparlo en la cara de su amigo— ¡El punto es que no lo sepa!

— ¡Está bien, está bien! No necesitas exaltarte así… —se tumba en la cama ajena, tratando de idear algún plan brillante—. Tendré que pedir ayuda… no creo que mi cabeza sea lo suficientemente buena como para poder distraerlo por tanto tiempo.

—Vamos, quizás no estés a su altura mentalmente, pero alguna de tus tonterías lo mantendrán entretenido… —se da cuenta de la mirada penetrante y algo sombría que Mail le había dirigido—. Ugh; lo siento, Matt… no quise llamarte idiota…

—No importa —el chico vuelve a su natural expresión—. Bueno, ahora el problema es otro…

Pasaron alrededor de tres horas, haciendo cosas innecesarias, jugando entre los propios compañeros, y haciendo toda clase de tonterías que alegraban la atmósfera del orfanato. Finalmente, en cuanto dan las siete de la noche, inicia la celebración que tanto ansiaban los miembros de la Wamy´s House. Los chicos, los profesores, Roger, Watari, y el mismo L se encontraban disfrutando de aquello. El ambiente era alegre y rebosante de hiperactividad, donde fácilmente podían perderse de las vistas ajenas. A las nueve en punto, Mello da la señal a su amigo, escabulléndose de la sala principal donde se encontraban para poder armar su plan. Matt ante esto, se apega discretamente al detective, que junto con los otros niños, le asediaban con preguntas de sus heroicos casos y otras cosas de interés. Una hora después, el hombre de cabello bruno nota que cierta persona no se encontraba rondando por allí, por lo que se dirige a Mail, que charlaba con Linda, pero sin apartarse mucho de él.

—Matt, ¿Sabes en dónde está Mello? Hace un rato que no lo veo por aquí.

— ¿Q-Qué cosa? Ahh… supongo que fue al baño, seguro que aparece dentro de un rato… —ríe torpemente, forzando a su cerebro a inventar mejores excusas durante el resto del tiempo que sobraba.

L lo mira de la misma forma en que viera a un sospechoso. Entrecierra un poco los ojos, nada convencido de aquella respuesta; pero decide hacerse el ignorante, prestando atención al resto de los chicos. En cuanto hubo pasado más tiempo, examina todo el lugar con la mirada, comprobando que su pareja no estaba por ningún lado. Ante esto realmente se preocupa, volviendo a dirigirse al pelirrojo.

—Matt —el mencionado tiene un pequeño sobresalto, sin estar completamente preparado para enfrentarse a su superior—; dudo mucho que Mello esté en el baño, y creo que tú sabes algo que yo no.

— ¿Y-yo? —Vuelve a soltar más risas nerviosas, rogando porque las once de la noche llegaran cual rayo—. ¿Cómo crees, L?... Te digo, en cualquier momento aparece…

—Iré a buscarlo —intenta abrirse paso entre los pequeños—. Quizás no se siente bien y está en su habitación…

— ¡No! —lo toma desesperadamente de la camiseta, pero pronto se da cuenta de que esta acción provoca una mirada confusa y fuerte por parte de L hacia él—. ¡Ahhh, lo siento, lo siento! ¡No quise decir… no quise decir que no fueras a buscarlo, pero…! —la risa comienza a invadirlo, aunque ya no por diversión, sino por desesperación.

— ¿Hay un motivo especial por el cual no debo buscarlo? —su lado deductivo comienza a hacerse presente, pero decide divertirse un poco más torturando al pobre chico, que parecía no encontrar salida a esa situación.

« ¡Diablos! ¿Qué hago, qué hago? Sólo me queda…» —sabía que era una tontería, pero decide que no habría mejor manera de hacer que L abandonara la estancia—. ¡Hey, chicos! —el resto de los inquilinos de la Wammy giran ante el llamado del pelirrojo— ¡A que no pueden derribar a L entre todos! —Tal parecía que los chicos podían palpar la situación en la que se encontraba el adicto a los videojuegos, por lo que acatan la divertida orden, acercándose de forma furtiva, con una mirada que puso algo nervioso al inglés—. ¡Vamos, no dejen que escape!

Como si estuvieran entrenados para aquello, todos se abalanzan cual jugadores de fútbol americano sobre el pobre detective, que en balde trataba de zafarse de aquel mar de cuerpos que le impedían siquiera moverse del piso.

— ¡Vamos, vamos! ¡No dejen que se levante! —Continuaba animando Matt, sintiendo los escalofríos correr por su espalda—. ¡Nosotros somos más fuertes que L!

Los demás gritaban en respuesta un enérgico « ¡Sí! », apilándose más contra su objetivo, que muy apenas podía respirar. El pelirrojo mira el reloj, que marcaba diez minutos para las once. Faltaba muy poco para que terminara la celebración, pero aún así deseaba fervientemente que todo acabara de una buena vez.

«Vamos, Mello. ¡Apresúrate! Que no es tan fácil engañar al mejor detective del mundo…»

Al escucharse el gran reloj que anunciaba cada que una hora transcurría, Roger impone el orden correspondiente, llamando la atención de los despiadados niños que se posicionaban sin piedad sobre el sofocado hombre.

—Vamos chicos; la fiesta ha terminado. Recuerden que ustedes deben dormir temprano —se escucha un quejido general—. Vamos, por esta vez pueden retirarse así, la habitación la limpiaremos los profesores y yo. Dejen a L respirar… —inspecciona al azabache, que yacía en un estado lamentable—. ¿Estás bien, L?

—Eso creo… —responde con dificultad, sintiéndose de la misma forma que una persona saliendo de un tren arrasado de masa humana.

En cuanto la mayoría se fue retirando, Mail siente cómo una mano se posiciona suave pero firme sobre su hombro. Gira lentamente la cabeza, temiendo ver el rostro de la persona que yacía detrás. Más sin embargo, comprueba que es precisamente él. Un L más desgreñado de lo normal, cuyas ojeras hacían aún más atemorizante su expresión, lo miraba sin parpadear siquiera.

—Esto… ¿S-se te ofrece algo, L? —temía presenciar por primera vez la furia del detective cayendo sobre él.

—Matt, lo hiciste a propósito… —su voz sonaba tan lúgubre, que el adicto a los videojuegos sintió estar frente al mismísimo demonio.

— ¿Y-yo? ¿Hacer a propósito qué?

—Agradece que estoy demasiado cansado como para regañarte… y también agradece que es una fecha festiva. Tan sólo retírate, que debes dormir ya.

—S-seguro, L…

El pálido y exhausto detective camina con pesadez hasta su gran habitación, arrastrando los pies como si tuviera dos yunques atados a estos. Abre la puerta con violencia, sorprendiéndose un poco al encontrar una pequeña tarjeta en el piso. Con lentitud la recoge y la lee cuidadosamente.

Ve directamente al baño y date una ducha. Ponte el pijama que está allí y espérame en tu dormitorio. Estaré ahí en poco tiempo para nuestra fiesta especial.

L curva sus labios en una media sonrisa. Seguramente Matt sabía de todo esto. Decide hacer exactamente lo que su novio le había pedido; por alguna razón se sentía divertido con las condiciones, como al participar en un juego de “Simón dice”. Se da un corto baño, quitándose la molesta sensación de haber sido prácticamente aplastado por Dios sabrá cuántos kilos. Usa la ropa elegida, y entra con parsimonia a la alcoba. Pero lo que contempla lo deja boquiabierto. Su cama estaba alfombrada con pétalos de rosa color carmín; velas iluminaban la estancia de forma elegante y romántica, inciensos aromatizaban el aire con un perfume delicioso y embriagador. En la pequeña mesa que había junto a la cama se encontraba una botella de vino tinto Pomino, junto con dos copas esperando ser llenadas por el exquisito líquido. Sobre el acolchonado descansaba una bandeja de plata con un gran pastel que esperaba ser devorado, incitándolo con sus tentadoras fresas sobre la superficie. Se acerca hasta él, dispuesto a darle una pequeña probada con su dedo índice, pero una última nota sobre el postre llama su atención, deteniéndose para leer su contenido. No puede evitar reír cuando lee las líneas escritas.

Te he pillado. Eres tan goloso que sabía que no te resistirías a acercarte al pastel. Estoy atrás de ti.

L reprime un sobresalto al sentir unos brazos apresando su cuerpo. Había estado tan asombrado ante la decoración que no tuvo tiempo de checar si Mello se hallaba oculto en alguna parte. Se gira para poder frotar la cabeza de éste; más sin embargo al voltear, sus ojos se ensanchan como pocas veces lo hacían, sintiendo un extraño hormigueo en el estómago. El rubio portaba una camiseta sin mangas de cuero muy pegada al cuerpo, dejándole apreciar su moldeada figura. Sus pantalones no envidiaban en nada la prenda superior; eran también de cuero negro, completamente entallados. Unos guantes del mismo color de la ropa que portaba cubrían parte de las manos del alemán. El crucifijo colgaba del cuello de Mello, dándole un extraño estilo fetiche. El detective intenta articular palabra, pero extrañamente se encontraba mudo; era incapaz de apartar su vista del cuerpo ajeno, que no paraba de apegarse al suyo. Mihael suelta una risita, satisfecho del resultado.

—Entonces… ¿qué te parece? —rodea con sus brazos el cuello del azabache, que aún no lograba reaccionar del todo.

—Si querías sorprenderme, definitivamente lo hiciste… —finalmente logra esbozar una sonrisa, que no era para nada tierna o inocente.

—Eso quería —acerca sus labios a los otros, que se mantenían esperando con cierta ansiedad—. Y prometo que no te decepcionaré… —aumentando la tortura, decide no besar al pelinegro, quien queda un poco decepcionado—. Vamos, hay un gran pastel esperándote.

Lo guía hasta el ansiado postre, que esperaba por ser engullido. Después de servir el vino tinto, ambos comienzan a comer. Aunque Mello probaba pequeños, muy pequeños bocados, dejándole casi todo al inglés.

— ¿Por qué no comes pastel? —inquiere L curioso, llevándose otra cucharada a la boca.

—Porque sé que te gusta…. —responde con simpleza, dando un sorbo a su bebida, mientras observaba todas las reacciones del mayor cual felino acechante.

— ¿Sabes? El pastel tiene un sabor extraño… —observa la cuchara llena de tarta, examinándola—. Además tiene un olor algo fuerte.

— ¿En serio? —Mira hacia la cama, ocultando brevemente el rostro con su cabello dorado—. Qué raro...

Mello sabía perfectamente que ese pastel tenía whisky. Y no es que estuviera haciendo nada malo al hacer que el detective se emborrachara un poco más que él, tan sólo quería jugar un rato. Todo era parte de la sorpresa. Cuando hubieron terminado el postre y el vino, el alemán pudo apreciar que L tenía las mejillas un poco sonrosadas. No puede evitar sonreír por aquello. Todo estaba resultando a la perfección. Quita la bandeja de la cama, dejándola sobre la mesa de junto. Observa el reloj de pared, complacido.

—Vaya, ya falta tan poco para las doce… —el rubio se acerca hasta su novio, volviéndolo a rodear con aquellas traviesas extremidades—. ¿Qué más nos falta por hacer?... —vuelve a acercar su boca hacia la del mayor; pero en cuando el otro intenta besarlo Mello se aleja un poco, sonriendo maliciosamente—. L está tan desesperado… qué lindo.

—Deja de jugar, Mello… —intenta besarlo de nuevo, pero el rubio vuelve a escapar, retrocediendo su cabeza un poco—. ¿Cuánto tiempo pretendes seguir provocándome?

—Lo suficiente como para que lo desees con todas tus fuerzas…

Y justo al terminar esa oración, L se abalanza sobre el menor, buscando desesperadamente aquellos escurridizos labios. Mello le corresponde con la misma vivacidad, tomando la pijama del detective con fuerza, mientras chocaba sus caderas contra las contrarias. Preparado ya mentalmente, comienza a pasear sus manos bajo la camiseta holgada del inglés, quien se percató de ello. Pero para sorpresa de Mihael, L lo derriba sobre el colchón, quedando abajo.

—Intentabas emborracharme con el pastel al punto de que fuera el pasivo, ¿verdad? —El de cabello bruno lo mira lujuriosamente, ensanchando su sonrisa al ver que el rubio se sonrojaba irremediablemente.

—N-no… bueno, no exactamente…

—Déjame decirte algo, querido Mello… —acerca la comisura de sus labios al oído del nervioso alemán—. Al haberme dado alcohol, sólo has hecho desaparecer mi faceta reservada…

Y sintiendo un escalofrío nunca antes imaginado, Mello queda abandonado a merced de L, quien comienza prácticamente a devorarlo. El rubio sólo logra estremecerse ante aquellas magistrales caricias que le eran propinadas. Intentaba hacer algunos movimientos, pero era rápidamente superado por su ídolo.

«Maldición, ¡Se suponía que yo sería quien tomara el control!...» antes de que pudiera terminar su pensamiento, un voraz beso es robado de sus labios, dejando su mente en blanco. Aquel húmedo contacto le sabía a gloria, deseando profundizar más la unión. Es entonces cuando siente las manos del mayor acariciando su abdomen, mientras su ajustada camiseta comenzaba a ser abierta. Su cuerpo comienza a retorcerse, sintiendo descargas eléctricas recorrer todos sus músculos. Luego aquella boca que hacía maravillas con la suya comienza a bajar por su cuello, robándole sus primeros suspiros de placer.

—L… L-sama… —la excitación era tal que no pudo evitar volver al típico “sama”.

— ¿Quieres que pare? —pregunta el otro, mordaz.

— ¡No! —Se molesta con rapidez al darse cuenta de que había caído en el truco del mayor, dejando ver cuánto lo deseaba—. S-sólo continúa….

El detective sonríe, volviendo a su labor. Mello se apegaba más a su amante, profundizando aquellos apasionados besos, mientras nuevos suspiros escapaban de él al sentir cómo lenta y tortuosamente sus ropas desaparecían, quedando sólo el contacto entre ambas pieles ardientes.

—La cara de Mello es tan linda cuando se sonroja —ronronea el hombre de las ojeras, besando aquellas mejillas incandescentes.

El otro no responde a aquella provocación, limitándose a cerrar los párpados con fuerza mientras su rostro recibía aquellas ofrendas corporales. Luego de excitantes roces y contactos más febriles, comienza a aumentar el nivel de la intimación, haciéndolo alucinar de gozo. El ambiente se torna más fogoso, mientras ambos deseaban probar más de la piel contraria. L comienza a recorrer con su boca el cuerpo del otro, haciendo que Mello se revolviera en el colchón.

—Ah… L… —sentía que en cualquier momento estallaría de placer.

—Esto es lo que querías, y yo estoy cumpliendo con darte tu obsequio…

Tras eternos minutos en los que el joven Keehl se preguntaba si estaría en el cielo, escucha un susurro proveniente de la garganta ajena, preguntando « ¿Estás listo?», y sin siquiera haber respondido, soltó un grito al sentir la invasión en su cuerpo. Realmente L no tenía mucho tacto en aquel ámbito, y sólo podía lamentarlo. Las lágrimas comienzan a formarse en los ojos del menor, quien sentía como si le hubiesen partido en dos, quejándose y sollozando un poco. Después de todo, era su primera vez.

—Tranquilízate… —musita el mayor, posando sus grandes orbes sobre las pupilas color índigo—. Sólo aguanta.

Pronto sus lamentos fueron reemplazados por exhalaciones irregulares, y segundos después, por gemidos que se hacían cada vez más fuertes, abriendo paso al momento que tanto esperaba el alemán: el clímax. Mihael sentía incendiarse desde el interior, entremezclando las oleadas de dolor y placer que le producían las embestidas de su apasionado novio. Cuando sintió el punto culminante a flor de piel, se aferra a la espalda del mayor con dependencia, como si temiera que éste lo abandonara en cualquier momento. El desenlace llega, liberando ambos su esencia entre un espasmo de máxima satisfacción, así como las fuerzas los abandonaban impetuosamente, quedando rendidos en el inmenso catre, escuchándose solamente sus respiraciones agitadas y sus latidos acelerados.

—Feliz año nuevo, Mello… —susurra el detective en el fino oído del alemán, estrechándolo con aquella ternura que había guardado para el final. Con la poca energía que le sobraba, envuelve a ambos entre las sábanas para brindarle la calidez que necesitaba.

—Feliz año nuevo, L… —sus últimas energías se agotan, acurrucándose entre los brazos de su amante mientras el sueño irrumpía su cuerpo con violencia. Más sin embargo alcanza a susurrar una última frase: —. Te amo…

—Y yo a ti…

Y aquellas dulces palabras son el único sonido que permanece flotando en el aire, mientras ambos se entregan al placentero descanso, apegados tanto en cuerpo como en alma.

Sólo al día siguiente, Mello tuvo que maldecir que ni siquiera podía sentarse bien, ganándose las burlonas y estrepitosas carcajadas de Matt.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Again- Capítulo I


— ¡Voy a dejar de amarte!

Risa recuerda aquellas palabras, convencida de haber hecho lo correcto. Después de aquél beso forzado, ya no había marcha atrás.

Ahora sólo sentía ridiculez, bajeza, humillación.

¿Cómo había podido caer a tal grado?

«Otani también está enamorado de ti».

Es lo que constantemente le decían los demás, especialmente su mejor amiga.

Sí; claro.

Si en verdad lo estaba, ¿Por qué ella siempre tenía que dar el primer paso? ¿Por qué él se empeñaba en darle maravillosas alas, para después dejarla caer, apagando sus esperanzas?

Por más que Nobuko le dijera que tenía que insistir, que en algún momento Otani cedería, su ánimo decaía cada vez más.

«Estoy cansada.»

Las lágrimas corrían por su pálido rostro, envuelta entre sábanas mientras divisaba la luna, que era la única testigo en sus momentos de flaqueza.

« ¿Por qué no puede verme como una chica?»

Aquél pensamiento la hizo abrazar sus rodillas con fuerza, acurrucándose más entre el mullido colchón de su habitación. Eleva la vista, recorriendo todo lo que había en su refugio. Posters de Umibozu, cajas de videojuegos, y cosas desparramadas por el suelo.

«Quizás Otani no es el problema. Tal vez soy yo. No tengo casi nada de femineidad, mis pasatiempos son similares a los de un chico. No tengo modales, y no sé cuando cerrar la boca…»

Nobu-chan siempre acostumbraba reñirla por eso. Según ella, debía ser diferente para poder llamar la atención.

«Pero, ¿Realmente eso es lo correcto? ¿Debo cambiar mi forma de ser para poder gustarle a Otani? ¿Para poder gustarle a cualquier chico? Creí que el amor entre las personas se daba porque amaban su personalidad… ¿Acaso soy tan mala como chica?»

Sólo eso deseaba. Que la amaran por cómo era, con su carácter divertido y relajado. Sin formalidades ni engaños. Deseaba que la aceptaran del mismo modo en que lo hizo Yoshi, su primer amor.

«Quizás eso será imposible…»

Suelta un suspiro, curvando sus labios con una sonrisa derrotada. Se repetía que a partir de mañana todo sería como antes; ella y Otani volverían a ser All Hanshin Kyojin, su relación quedaría intacta, y así nada volvería a cambiar.

Pero lo que Risa ignoraba, era que el día siguiente definitivamente sería diferente… aunque por un motivo distinto.

sábado, 27 de noviembre de 2010

My Eternal Angel- Parte II



Capítulo II.- Sugestiones

Chiba Nippo Press

Kanto, Noviembre del 2010. Año 8 N° 51.

“El hospital psiquiátrico Kabukiza se incendia inesperadamente”.

El antiguo sanatorio mental de Yokohama fue completamente destruido por las llamas hace unas semanas, siendo un civil el descubridor de este hecho. Solamente quedaron los restos carbonizados de lo que antes eran sus cimientos. El lugar estaba tan aislado que se consumió casi en totalidad sin que nadie pudiera darse cuenta; se cree que las fuertes lluvias acabaron que él, por lo que no fue necesaria la intervención de los bomberos. La policía no ha podido confirmar exactamente lo que produjo este inesperado suceso, ya que el sitio estaba permanentemente deshabitado. También se reportó que hubo dos muertos en aquel edificio. Los forenses confirmaron que se trataba de un ex convicto: Beyond Birthday, también conocido como el asesino serial B. B. de los Ángeles; y Aiko Erizawa, de nueve años de edad. El oficial en jefe, Sakamoto Kitamura, nos da una entrevista detallada de este acontecimiento…

«Mal; qué mal. Como siempre, los medios de comunicación se enteran de lo que está frente a sus narices demasiado tarde. Esto sucedió hace un mes, y sale en la imprenta hasta ahora.»

El universitario cierra el periódico. Ya lo había devorado por completo hacía varias horas, pero aún le gustaba recorrer con la vista el artículo de Yokohama. Recuerda que cuando lo leyó por primera vez, no cabía en sí de gusto al contemplar cómo las palabras “Beyond Birthday” y “muerto” quedaban tan bien en una oración. Lo deja en su mesa de estudio, mientras comienza a cambiarse para descansar.

— ¿Ya te vas a dormir? —inquiere Ryuk, observando a su compañero.

—Creo que la pregunta es muy obvia…

—Los humanos son divertidos —el ser sobrenatural observa el periódico que había hojeado Light hace unos momentos—. Les encanta difundir cualquier cosa, sin importar si tienen datos fiables o no.

— ¿A qué te refieres con eso?

—Nada en particular.

El shinigami vuelve a revolotear en el cuarto, soltando pequeñas risas que sólo irritaban a Light. Este se acuesta en la cama, tapándose hasta la cabeza. De alguna forma, a pesar de saber que ya no corría peligro, sentía como si tuviera una pequeña espina en el cerebro. ¿Era que aún tenía miedo de ser Kira?

No. Eso no era. De alguna manera temía por Ryuzaki, pero no estaba seguro de por qué se sentía así. Quizás temía que él mismo se lastimara.

«Tan sólo necesito relajarme…»

(Light.)

(Light… ¿Puedes oírme?)

— ¿Mhm?

—Light, despierta.

El sueño, que parecía droga en sus ojos, le impedía observar quién llamaba.

—Vine sólo para verte…

Aquella voz difusa, susurrante y cautelosa como el sonido de una serpiente, continuaba insistiendo con extraña pasividad. Abre los párpados con pesadez, sin poder distinguir demasiado en la penumbra nocturna que aplastaba su habitación. Sin embargo, a los pocos segundos sus pupilas consiguen apreciar los contornos de su misterioso visitante, y en cuanto logra reconocerlo, casi da un brinco sobre el mullido acolchonado.

—R-Ryuzaki… ¿Pero cómo…?

—Shhh… —coloca su dedo pálido y frío sobre los cálidos labios ajenos, mostrando una faceta lúgubre, pero hipnótica—. ¿Qué prefieres: vagas explicaciones, o el contacto denso y tan esperado?

—N-no logro entenderte… ¿De qué estás hablando?

— ¿Por qué no te permites complacer a tu cuerpo en lugar de asediar tu mente cada vez que sucede algo que no puedes comprender? —Se posiciona sobre el cuerpo tenso, como pantera acechando a su presa—. ¿Por qué no dejas que la pasión que está inerte dentro de ti te posea?

— ¡Porque nada de esto es normal! ¡No sé cómo entraste a mi habitación, ni por qué estás actuando así! ¿¡Cómo esperas que…!? —una mano entrometida hace contacto sobre su entrepierna, arrancándole un gemido que deleitó los oídos del azabache como miel pecaminosa.

—Sabes que lo deseas…

La fruición era tan seductora como el cigarrillo a un fumador, y Light lo sabía, desistiendo a todo raciocinio. Tras unos segundos de duda, abalanza sus labios, chocando contra los contrarios fogosamente, mientras ciñe la pequeña cintura entre sus inquietas falanges. Como un dependiente, apega más su cuerpo al otro, dejándose caer en el catre. El joven de tez casi cadavérica desprende aquel sediento contacto para recorrer aquel cuello atezado con ansias, dando mordiscos como un vampiro hambriento. Yagami permanece pasivo, extasiado; sentía el hálito sobre su piel como brasas a la máxima potencia. Sin embargo, aquellos dientes cobran más fuerza, clavándose en su esternón. Ahoga un grito, al tiempo que el otro joven cambia su ánimo al igual que un felino meloso.

— ¿Tú me quieres, verdad?

Light ni siquiera tenía que pensar en la respuesta.

—Te amo más que a mi vida, Ryuzaki… —los labios ajenos se posan suave y sensualmente en su oído, estremeciéndolo. Pero en lugar de ser besado en aquella parte tan sensible, como esperaba, unas palabras salieron lentamente de aquellas frías comisuras.

—Si tanto me amas… déjame matarte.

Al instante siente cómo algo filoso corta su pecho de un solo movimiento, dejando brotar su cálida sangre. Se arquea al instante, elevando la vista para poder observar a L. Más sin embargo, aquellos ojos oscuros habían desaparecido. En su lugar se encontraban dos enormes pupilas color carmín, que presenciaban aquel espectáculo con desdén y vileza. Inmensas y estrepitosas carcajadas comienzan a oírse, resonando en toda la extensión donde se encontraban.

—Tú… tú no eres Ryuzaki…

— ¿A que no adivinas? ¿Quién soy, Yagami-kun?

—Eres…

Una sombra aparece justo al lado de quien parecía ser B, casi fusionándose con él. Otro pelinegro exactamente igual; el verdadero detective. Más sin embargo poseía una mirada cargada de odio y resentimiento, que se clavaba en él con la misma potencia que una bestia enjaulada. Sombra y ente vuelven a reír como si de un coro tétrico se tratase, pareciendo espejos. Uno mismo, y al mismo tiempo separados.

— ¿Qué le has hecho a Ryuzaki?...

—Lo que tú y yo le hemos hecho, Light —vuelve a provenir una risa sombría de la garganta del ¿etéreo? asesino—. Quien sabe… podrías presenciar pronto su transformación. Cuando sea igual a mí…

— ¡No te atrevas a comparar a Ryuzaki contigo! ¡Nunca será como tú!

—Oh, claro que sí. L y yo somos indivisibles. Soy su alma, y pronto también su cuerpo. Te lo dije antes, ¿Lo recuerdas?...

— ¡Cállate! ¡Tú estás muerto; eres sólo una pesadilla!

— ¿Lo soy, Light? ¿Apostarías tu vida por esa seguridad y verdad en tus palabras?

— ¡Yo sé que lo estás! ¡Te vi morir! ¡Apareció en los periódicos! ¡Estás muerto, muerto!

—Muerto, muerto… Repites sin cesar esa palabra. Una y otra vez, una y otra vez

—Sé que nada de esto es real, ni lo será. Y no te tengo miedo, porque creo en lo que vi…

— ¿Y qué viste? ¿Me viste incinerarme con tus propios ojos? ¿Observaste cómo mi piel se carbonizaba, volviéndose un montón de tejido arrugado y oscuro? ¿Viste mis huesos corroerse por el fuego hasta que no quedara nada de mi ser?

—N-no… pero sé que moriste aquél día… ¡Lo sé; yo lo sé!

— ¿Crees en las palabras impresas de un simple papel que se vende masivamente a las personas? ¿Eres igual que el resto de los humanos, dejándose llevar y acatando ciegamente lo que les imponen en sus mentes?

Nada que decir. Light no tenía nada que decir ante aquello. Tan sólo sentía la locura rodeándolo en aquella oscuridad aplastante; la sangre corriendo de su pecho herido, el olor del óxido invadiendo el lugar donde se encontraba, las risotadas entremezcladas de ambas personas escalofriantemente iguales, mientras sentía como perdía el conocimiento en aquel infierno.

(No puedes escapar, Light… voy a encontrarte…)

El castaño despierta bañado en sudor, con la respiración agitada, mientras sostenía las sábanas fuertemente. En menos de un segundo, lleva una de sus manos directamente a su pecho, queriendo parar esa hemorragia de la que se da cuenta, segundos después, es inexistente.

«Una pesadilla…» su corazón parecía haberse detenido ante aquel distorsionado sueño «. Estoy enloqueciendo…»

Se incorpora por completo, dirigiéndose al baño para poder darse una larga ducha. Las refrescantes gotas de lluvia caen sobre su agitado cuerpo, haciendo un vano intento por deshacer esa sensación que aún lo asediaba.

«Tan sólo fue un mal sueño» se recrimina así mismo «. Sólo estoy nervioso por el hecho de que no termino de asumir que Beyond y Kira están muertos.»

Mentira. Todo era una farsa. Kira no estaba muerto. Y el miedo lo invadía. Sabía que Mello, Near y Matt no pararía hasta encontrar la verdad. Por más que él negara los hechos, sabía que aquellos adolescentes seguirían hurgando en el caso hasta dar con él. Y había varios factores que no pasarían desapercibidos, como las reglas falsas; en especial la de los trece días…

—La regla de los trece días. La regla especifica que la persona que comienza a escribir en una Death Note debe seguir haciéndolo, o morirá después de trece días exactos.

Near sostenía el cuadernillo maldito. Aquél que había robado vidas con tan sólo plasmar tinta sobre sus hojas. Juguetea con las hojas, pasándolas traviesamente por sus largos dedos. Mello monitoreaba las celdas de la prisión de Estados Unidos, buscando al conejillo de indias indicado. Matt revisaba los videos de vigilancia de la casa de Misa Amane, quien al parecer no hacía nada fuera de lugar.

—Lo probaremos con Paul King —murmura Mello, aún sin despegar su vista de la pantalla donde visualizaba el mar de rostros de reos—. Es un convicto cuya ejecución está programada dentro de trece días. Haremos que escriba algún nombre en la libreta, y si sobrevive… ¿Qué haremos con él? ¿Igual lo mataremos, no?

—Lo menos que podemos hacer es dejarlo absuelto de la ejecución —responde Near de forma impasible.

—Es una buena idea —apoya Matt, dejando aún lado el teclado de la enorme computadora.

Continúan anotando datos, haciendo deducciones, preparando estrategias para poder desenmascarar a Kira. Una hora después, cierto castaño entra a la sala de investigaciones, mostrando una expresión serena que muy a sorpresa, ocultaba el mar interno de emociones confusas que aún conservaba por su bizarra noche.

—Buenos días —saluda Light como de costumbre—. ¿Cómo van con la investigación?

—Podría decirse que no hemos avanzado mucho… —responde el pelirrojo como si de un partido de fútbol estuviese hablando.

—Hmm; disculpen si molesto —hace amago de retirarse; obviamente con la intención de ir a ver a Ryuzaki.

—No necesitas entablar charla con nosotros si no lo deseas, Yagami —la voz mecánica de Near lo hizo voltear—. Puedes entrar las veces que quieras para poder ver a L sin que tengas que mirarnos siquiera. Recuerda que las instalaciones son libres también para ti ahora que no eres un sospechoso…

Light hubiera podido jurar que Near cambió el tono de su monótona voz al hacer énfasis en su reciente “libertad”, pero decide no demostrar su asombro, asintiendo y retirándose escaleras arriba para ver al detective.

«Aún sospecha de mí» piensa turbado, abriendo la puerta correspondiente.

Recorre con la vista el cuarto, adivinando que probablemente el azabache se encontraría en el sillón. Y efectivamente, allí estaba. Tan autista como siempre.

—Has venido de nuevo… —sisea L, evitando hacer el más mínimo contacto visual.

—Y lo seguiré haciendo —se acerca para sentarse al lado del inglés, con falsa impavidez—. Aunque me “aborrezcas” con toda tu alma…

L deja salir una media sonrisa torcida, estremeciendo a Light. Esa sonrisa que le recordaba a Beyond, restaurando su pesadilla con toda nitidez.

«Olvídalo. Olvídalo…» observa las paredes, sintiendo como si estas dieran vueltas alrededor de él con lentitud «. Te estás obsesionando con esto…»

Toma una taza de té que había allí, intentando dar un sorbo al cobrizo líquido; más sin embargo al observar de reojo al azabache, advierte unos reflejos carmesí en las pupilas ajenas, soltando precipitadamente la bebida y rompiendo el recipiente. L se sobresalta, confundido por el estado en que Yagami se encontraba.

— ¡Light! ¿Te encuentras?...

Calla abruptamente, ampliando los ojos ante aquel gesto instintivo por su parte. El hijo de Soichiro también lo observa atónito. El tono de voz del detective había sido el de alguien preocupado, tono que hacía tiempo había dejado de utilizar. Yagami se limita a recoger cuidadosamente los restos de lo que antes era una taza, yéndose a la cocina en silencio. Momentos después, regresa al lado del azabache, obsequiándole una mirada profunda e inquisidora. Ante esto, Ryuzaki se limita a evadir aquellos ojos marrones, logrando capturar con sus oscuras pupilas la sangre que escurría levemente por uno de los dedos del menor. Se abstiene de pronunciar sonido alguno, pero su mirada clavada en aquella falange herida provoca que Light le sonría, acariciando suavemente su desordenado cabello.

—No te preocupes. Estoy bien.

El joven inglés lo observa angustiado, sin darse cuenta que el rubor en sus mejillas lo traicionaba. Con sus sentimientos en total descontrol, guarda silencio ante aquella respuesta por parte de su compañero.

« ¿Por qué?... ¡Yo ya no siento nada por él! ¿Por qué aún sigo actuando como un estúpido en su presencia?...» aquellas dedos masajeando sus cueros cabelludos aún no se detenían, brindándole un sentimiento extraño y confuso. Provocándole placer, deseando inconscientemente que aquellas caricias no se detuvieran «. Detente. No me toques con esas manos tan cálidas. Tú no eres así; no quiero que juegues conmigo…»

Light suelta un suspiro, divisando al frente. Esperaría tal y como lo prometió. Lentamente, lentamente sus esfuerzos comenzaban a apreciarse. Y esperaría hasta al final.

Desgraciadamente, no todos contaban con el tiempo del mundo para poder pensar las cosas.

—Dame mermelada de fresa.

—Acabas de terminarte un frasco hace cinco minutos.

— ¡Cállate y dame más!

Molestia. Impotencia. Inutilidad. Todo eso, aunado al hecho de que era prácticamente atendido por una escuincla. Beyond continuaba anclado en esa cama sin poder hacer algún movimiento que aún no le causara dolor a su cuerpo. Aunque el daño era menos, se sentía tan inservible como un anciano. Anhelaba tanto que L aún estuviera retorciéndose de dolor y que sus heridas aún siguieran robándole quejidos.

—Toma.

Ni siquiera supo el momento en que Fujiwara había salido y entrado de la habitación. Sostenía un nuevo frasco de jalea, esperando impasiblemente. Beyond lo toma con prepotencia, como si aquella acción le provocara un repugnante dolor de muelas.

— ¿Cuándo se supone que veré a tu padre?

—Hoy tuvo que ir a una reunión por cuestiones de trabajo. Pero probablemente mañana esté listo. Después de todo, tus heridas ya están un poco mejor.

El asesino se permite soltar una sonrisa cínica, mostrando un aire tan ufano como si fuera el propio dueño de aquel sitio.

« ¿Acaso es tan estúpida? ¿Qué no sabe que en cuanto me sienta mejor me largaré de aquí?» destapa el frasco de vidrio, manchando su índice con la pegajosa sustancia, mientras comienza a degustarla con su boca, al igual que un chiquillo sin modales «. No tengo que rendirle cuentas a nadie.»

Un gruñido sale de lo más hondo de su garganta. Se gira, comprobando que Samara aún continuaba ahí, empeorando aún más su voluble ánimo.

— ¿Acaso piensas observarme hasta que termine de comer?

—Mi obligación es cuidarte.

—No necesito que una muerta viviente me mantenga. Lárgate o me enojaré en serio.

Aquella muñeca autista se limita a obedecer, sin mostrar un ceño fruncido, o lágrimas ante el insulto. Como si todo lo que dicho a su persona le diera igual.

« ¿Qué demonios le sucede? Cualquiera me hubiera dado un puñetazo, o por lo menos, se habría ido con los sentimientos heridos u ofendidos. No sé si tenerle lástima o reírme por lo idiota que es.»

Unta un poco más de jalea entre su falange índice, reflexionando cómo pudo ella averiguar su nombre. Era imposible saberlo, o al menos eso creía él.

«En el momento en que me encontró no pudo saber quién era. Además, no creo que nadie estuviera enterado de la situación en que estaba. También sabía de mis ojos shinigami, y eso es algo que ni siquiera L sabía…» sus ojos se dilatan, tal cual hubiera hecho una persona ante un descubrimiento asombroso «. ¿Podría ser que… también posee ojos shinigami? Pero si así fuera, tendría que tener una Death Note a su disposición, y en su caso, habría tenido que hacer el trato con un shinigami. ¿Es que ha caído otra Death Note al mundo humano?» parpadea con pesadez, como si incluso hacer eso lo cansara «. Si ese fuera el caso… ¿Por qué daría alguien tan joven como ella la mitad de su vida para algo tan inútil? ¿Acaso alguien así de pequeño desea ya probar el sabor de matar a sus enemigos?» sus labios se curvan maliciosamente, complacido de que aquella suposición fuera cierta «. La humanidad se pudre… cada vez más. Me gusta. »

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¡Hi! Lo sé, ¡he resucitado! xDDD

Lamento la gran, GRAN demora .__. pero realmente ando muy hueca con los fanfictions… He tenido unos cuantos problemas familiares, muchos estudios, y mi cabeza daba vueltas en la edición de videos, en los dibujos, etc… (ok, estoy divagando n.n´)

Además, estoy pensando mucho en dejar mis fanfics para concentrarme en mis propias historias, ya que deseo publicar un libro (algún día, pero quiero lograrlo xDD). Lo sé, otra vez estoy divagando -.-´ así que realmente espero me disculpen por esperar tanto DDD:

Espero que hayan disfrutado el segundo capítulo =3 compréndanme, no puedo avanzar a la acción así de rápido TT-TT, pero espero estas 8 hojas les hayan gustado mucho n.n, el L anda ya medio sensiblón (?)

Pronto quizás suba un dibujo de alguna escena de este fanfic, y puedan checar esos garabatos que algún día quiero perfeccionar para llegar a hacer un cómic xDD

En fin, mis mejores deseos a ustedes lectoras, que me han seguido con mucha paciencia, Se cuidan mucho, y espero me comenten su opinión, crítica o duda con algún review =)

¡Byonara! ;D