viernes, 13 de agosto de 2010

Never Leave You Parte 2


Capítulo II.- "Amigo"

Los dos nekos se encontraban caminando en dirección al parque. Iban a paso lento, con algo de cohibición. Quizás era porque aún no se conocían; es más: ni siquiera sabían sus nombres.

—Oye— dice el peli azul, rompiendo el silencio de la caminata—; aún no me has dicho quién eres.

—¿Ah?— de nuevo lo mira nerviosamente, con las mejillas incandescentes—. Esto, soy… soy Kioku Yamamoto… es un placer…

—Youji— responde con simpleza—. Entonces, Kioku ¿A dónde nos dirigimos?

—Bueno… pensaba ir a comprar un helado en aquel puesto…

—¡Qué bien!— sonríe con complacencia, elevando sus orejas de gato—. ¿Me invitarás?

—Ah… s-seguro…

«Grandioso. Sabía que obtendría algo si acompañaba a este sujeto. Tiene cara de que no puede negar nada.»

De nuevo comienza a tener una sensación extraña en su estómago; probablemente la culpa por aprovecharse de aquel niño tan inocente. Decide no darle importancia y relajarse, suficientes problemas tenía.

—¿Puedo preguntarle algo?— murmura tímidamente el castaño.

—¿Ah? Seguro…

—¿Por qué accedió a estar conmigo…?

Youji se quedó pensando un momento. Obviamente la razón principal era para que éste le invitara algo de comer, pero sabía que no sólo había sido por eso. Algo más lo había empujado a aceptar la invitación. ¿Era acaso simpatía a primera vista?

—Bueno…— se frota su largo cabello, inquieto—. Digamos que me caíste bien, chico…

—Bueno… a mí también me simpatiza— sonríe tiernamente, mientras su cola felina se retorcía inevitablemente—. Aunque me haya golpeado por accidente, gracias a eso nos conocimos.

El estómago de Sagan se contrae, sintiendo como sus mejillas se tornaban un poco más calientes de lo normal. Intenta controlar aquellas reacciones pateando otra piedra.

—¡Bueno, bueno! ¿Nos estamos poniendo muy empalagosos, no crees?— dice apresuradamente, desviando su vista hacia el frente. Kioku suelta una pequeña risita, cabeceando como afirmación.

Finalmente, después de ir a comprar el mantecado por cortesía del joven castaño, se sientan en una de las tantas bancas del parque. Eligen una con una fresca sombra producida por un gran árbol. Mientras comían, un poco del helado resbaló por los labios de Youji, que no se percató por estar tan inmerso en sus pensamientos.

—Se ensució un poco…— acerca el dorso de su mano hacia la mejilla del chico del lunar—. Déjeme limpiarlo…

—¿Ah, qué…?— no termina de pronunciar su frase, ya que calla abruptamente al ver los tímidos dedos del joven acariciando su piel. A pesar de que no podía sentir, el que estuviera siendo "tocado por él" lo hacía entrar en una especie de ataque de nervios, por lo que rápidamente aparta la mano ajena de su cara, sintiendo de nuevo como la sangre volvía a agolparse en sus mejillas—. ¿Qué te crees que haces?

—Disculpe…— murmura de forma apenada—. Es sólo que se había manchado…

—…— decide serenarse; sabía que no tenía absolutamente ningún motivo por el cual estar molesto—…Está bien… soy muy impulsivo… perdona…

Yamamoto se limita a sonreír cálidamente, en señal de que olvidaba la ofensa recibida, volviendo a robar otra sonrisa enternecida por parte de Sagan, quien al darse cuenta de lo que estaba sucediendo decide desviar su mirada violentamente hacia otro sitio.

—Youji-san, ¿ocurrió algo?

—Ah; n-nada… sólo fue un reflejo…

Ambos vuelven a comer su postre, mientras la cabeza del sacrificio de Natsuo parecía llenarse cada vez más de ideas confusas.

«¿Qué demonios me está pasando? ¿Por qué… por qué sonrío cada vez que él lo hace?» parpadea con fuerza, manteniendo su mirada en un punto perdido del lugar donde estaban «Yo… ¡Ni siquiera lo conozco! ¡Sólo es un chico cualquiera que me dio un postre gratis, eso es todo!» mira de reojo a su compañero, quien comía tranquilamente sin saber la lluvia de dudas que estaba generando en el peli azul «No… no es cierto. Lo encuentro agradable, por ridículo que suene» come con lentitud el cono de la nieve, que era lo único que le quedaba «. Bueno, ¿Qué hay de malo en que me parezca simpático? Natsuo siempre encuentra adorable cualquier persona ¿Por qué yo no?» sonríe a sí mismo, teniendo una idea «. Bien, ahora es mi turno. Me divertiré un poco, y le demostraré a Natsuo que hay personas mucho más encantadoras que él.»

De mientras, con los otros dos nekos…

—¿Bueno, algún otro sitio donde buscar?— pregunta el pelirrojo al sacrificio de Soubi.

—Bueno, ya sólo nos queda…

—¡Estoy harto!- interrumpe haciendo un gesto de mártir—. Si Youji está dolido, me disculparé en cuanto regrese al departamento.

—Natsuo, ¿Cómo puedes ser así?

—¿Qué? ¡Es que no hice nada malo!

—Sólo nos falta buscar en el parque…

—Ya me aburrí, Ritsuka. ¿No podemos dejarlo ya?

—Mira; si no lo encontramos allí, nos regresamos, ¿De acuerdo?

—De acuerdo…

Caminan un poco más, en dirección al sitio indicado. Finalmente, después de mucho buscar, Ritsuka logra divisar al peli azul, sentado en un banco.

—Natsuo, parece que lo he encontrado.— informa, poniendo una mano en su frente para poder divisar mejor.

—¡Oh, ¿en serio?!— el joven del parche levanta sus orejas gatunas al escuchar la noticia— ¿Dónde?

—Está allá— señala el sitio donde se encontraba—. Pero parece que tiene compañía.

—¿Qué cosa?

Esta vez, el pelirrojo trata de buscar con la mirada a su sacrificio. Finalmente lo encuentra, pero por alguna razón, lo que presencia lo deja algo sorprendido. Youji conversaba animadamente con un perfecto desconocido, y ambos se veían muy cómodos con la compañía mutua. Natsuo tuvo una sensación extraña en la boca del estómago, pero decidió ignorar el por qué.

—¿Natsuo? ¿Te encuentras bien?— el pelinegro trataba de llamar la atención del luchador de Youji—. Pareces molesto…

—¿Eh, yo? No, sólo me quedé algo confundido por el niño que acompaña a Youji. Deberíamos ir a decirle que llevamos un buen rato buscándolo…

—Oye, espe…— no tuvo tiempo para decir más, ya que el otro se había lanzado directamente hacia donde estaba el peli azul.

—¡Youji!— el aludido levanta la mirada al ver quién era el que le estaba hablando— ¡Hemos estado buscándote! Ven, necesitamos que vengas con nosotros de vuelta al departamento.

—Espera, espera— Youji observa completamente confundido a su luchador—. ¿Tú y quién más?

—Ritsuka y yo— de nuevo aquél nombre lo irritaba—; queríamos que…

—Disculpa, pero estoy con alguien— contesta secamente, tocando levemente el hombro de su compañero castaño, sorprendiendo de nuevo al pelirrojo—. Iré más tarde, ahora estoy ocupado.

—Pero… ¿Al menos me dirás quién es él?— señala con la vista al tímido joven, quien se apena un poco ante el tenso ambiente que parecía formarse.

—Se llama Kioku Yamamoto, y es alguien que conocí hace poco. Como te dije, iré después. Puedes ir a divertirte con Ritsuka.— lo último lo dijo casi escupiéndolo.

—…— Natsuo, por alguna razón, sentía algo de irritación al ver que su compañero prefería a aquél extraño antes que a él, incluso lo tocaba; pero decide no mostrar que estaba dolido—…Bien. Mejor por mí; ¡Ritsuka me prometió que tendríamos una cita en cuanto termináramos de buscarte!— sonríe a ojos cerrados para que su sacrificio no notara su molestia—. ¡Nos vemos!— se aleja tan rápido como había llegado, mientras Youji le dedicaba una mirada irritada y aún resentida. Luego de unos segundos, el castaño decide romper el silencio que se había formado.

—Perdón por mi curiosidad, pero ¿Quién era él, Youji-san?— dice tímidamente Kioku.

—Se llama Natsuo. Es mi… compañero de apartamento, y amigo también…

—Entiendo…— mira la expresión del joven del lunar, notando que su cara decía más que las palabras que pronunciaba «No es un simple amigo para él»...

—Kioku.— llama el peli azul, sobresaltando al aludido.

—Ah, d-dígame…

—No es necesario que me trates con formalidad. Simplemente llámame Youji, ¿Entendido?

—En-entiendo…— sonríe con gran alegría, sintiendo cómo sus mejillas se ruborizaban por el gusto.

Youji le devuelve una sincera sonrisa, mientras retornan su antigua conversación, olvidando el anterior momento. Natsuo les lanza una última mirada, antes de acercarse a hablar con Ritsuka.

—¿Qué le dijiste, Natsuo?— pregunta el joven Aoyagi, al ver el extraño semblante que tenía su amigo.

—Nada, simplemente dijo que estaba ocupado… ¡Supongo que la disculpa tendrá que esperar!— ríe forzadamente, cruzando ambos brazos en su espalda—. Bueno Ritsuka, ¡Vayamos por nuestra cita! Me la debes.

—¿Te ocurre algo, Natsuo?

—¿Eh? ¿Por qué lo preguntas?

—Luces extraño… pareciera que estás enfadado por algo.

—¿Yo? ¿Por qué habría de estar molesto?— ensancha su sonrisa, mirando a su amigo— ¡Estoy desesperado, porque ya quiero tener nuestra cita!

—Mhm… como digas…

—¡Bien, vámonos!

Se retiran a paso calmado, mientras el del parche le dedica una última mirada discreta a su sacrificio. Lo ve, aún riendo con aquél desconocido. Su mirada se ensombrece un poco, sintiendo que ni la cita que tendría con Ritsuka podría animarlo.

«¿Por qué debería estar molesto? Yo iré a pasear con Ritsuka, y Youji con ese tal Kioku...» aprieta los labios, caminando con la mirada gacha «¿Por qué no puedo alegrarme? Sólo es divertido cuando yo salgo con Ritsuka… pero el que Youji lo esté haciendo con alguien más… no es tan divertido»…

Luego de dos horas, el sol comienza a ponerse. Cada vez quedaba menos gente en el parque, y no era muy conveniente para el castaño. Kioku mira el reloj que traía en su muñeca derecha, y decide dar por finalizada la pequeña tardeada.

—Discúlpame, Youji… pero comienza a anochecer, y mi hermana comenzará a preocuparse…

—Ah, entiendo. También es hora de que yo vaya regresando a casa— se incorpora junto con su amigo—. Bueno; ha sido genial pasar el rato contigo.

—Sí, también lo fue para mí…— baja la cabeza, indeciso entre decir lo que estaba pensando—. Esto, Youji…

—¿Si, dime?

—Bueno, yo me preguntaba… si mañana también podría…— la vergüenza se apoderaba de él irremediablemente sin poder hacer nada para evitarlo; sus cola y orejas gatunas retorciéndose «Dios, estoy quedando como un idiota frente a él»…

—Ah, claro. Estaré mañana, a la misma hora, ¿Te parece?— sonríe de forma confiada, sabiendo que eso era lo que su compañero había querido decir. Y no se había equivocado, pues Kioku rápidamente lo había visto agradecidamente, mostrando aquel enternecedor brillo en sus ojos.

—¡Muchas gracias! ¡Te estaré esperando, entonces…!— se aleja corriendo, despidiéndose con la mano— ¡Hasta mañana, Youji!

El aludido suelta un pequeño suspiro, mirando en la dirección donde se había ido su nuevo "amigo". Se queda un rato más allí, recargándose en el grueso y frondoso árbol.

«¿Cuál es el problema? Puedo tener nuevos amigos cuando yo quiera».

Decide retirarse de una vez hacia su propio hogar, caminando satisfecho. No la había pasado nada mal hoy.

«Bueno; al menos él logró quitarme una gran molestia de encima...» después de caminar por unos cuantos minutos, llega finalmente al departamento «. Me pregunto cómo se la habrán pasado aquellos dos»…

Sube las escaleras a desgano, y en cuanto toca la puerta, escucha cómo alguien corre rápidamente hacia la puerta. Se sorprende un poco al ver a un molesto Natsuo en la entrada, con los brazos cruzados, dando leves pisadas con el pie izquierdo, como si esperara alguna "explicación". Antes de que siquiera pudiera decir algo, su luchador ya se encontraba hablando.

—¿Por qué tardaste tanto? ¿Te das cuenta de lo tarde que es?

—Hey, ¿A ti a qué diablos te pasa?— pregunta totalmente confundido, retornando a su antigua molestia—. Creí que te hacía un favor dejándote más tiempo a solas con Ritsuka— el pelirrojo ensancha sus ojos ante el argumento —. Dije que estaría con Kioku, ¿Qué es lo que te preocupa?

—Veo que no aprecias el que alguien se preocupe por ti…— da la vuelta, mientras se dirige a la litera, dejando la puerta abierta para que su sacrificio entrara, su voz sonando extrañamente afectada—. Bien; espero que te hayas divertido con tu amiguito…

—¿Cuál es tu problema? ¡Ya llegué, estoy bien y entero!— entra al departamento, cerrando brutalmente la puerta—. Pareciera que estás celoso de que estuve con Kioku…

—¿Yo, celoso? ¡Ja!

—Estúpido. Definitivamente mi nuevo amigo es mucho mejor que tú…

—¿Nuevo amigo?— la frase del joven del parche sonó tremendamente irónica—. ¡Vaya; conoces a alguien tan sólo en unas cuantas horas y ya es tu nuevo amigo! ¡Eres sorprendente, Youji!

—No tanto como tú…— contrarresta el Zero del lunar—. Pensar que pudiste enamorarte de Ritsuka en tan sólo un día de conocerlo es aún más sorprendente, ¿No lo crees?

—¡No metas a Ristuka en esto! ¡Estoy harto de que siempre tengas que ponerlo en el medio!

—¡Y yo también estoy harto de que siempre lo defiendas!

Ambos quedan automáticamente en silencio, dejando el aire cargado de hostilidad. El peli azul decide abrir el refrigerador en busca de algo que beber, mientras Natsuo se limita a hojear una revista que estaba en su cama, meditando todo lo que habían dicho hace unos momentos. Tratando de buscar la respuesta a su naciente cólera.

«¿Por qué…? ¿Por qué me siento tan molesto con Youji? ¿Es egoísmo?» miraba perdidamente las hojas de la revista, tratando de ahondar más en su propia mente «. El sólo fue a divertirse con alguien, al igual que yo lo hice con Ristuka, como dijo… ¿Entonces por qué…?»

—Mañana saldré también.— informa Youji con indiferencia, sacando al pelirrojo de sus cavilaciones.

—¿Perdón?

—Que mañana volveré a salir. Apaga la luz en cuanto termines de leer; a Soubi no le gusta que malgastemos la electricidad.— deja en la mesa la lata de refresco que había tomado, subiendo también a la cama. Se acuesta dando la espalda a su luchador, y se dispone a dormir sin decir nada más.

Natsuo simplemente se queda con la boca entre abierta, mirando a su sacrificio. Iba a decir algo, pero no sabía exactamente qué. Se limita a dejar la revista, levantándose de la cama para apagar el interruptor. Vuelve a acostarse en el colchón, acomodándose de forma que pudiera ver al menos la espalda de su amigo. Suelta un suspiro ahogado, acariciando muy suave y disimuladamente los cabellos de su sacrificio.

«Con que mañana también… ¿no, Youji?...»

No hay comentarios:

Publicar un comentario